Presidente Maduro. Oí con detenimiento sus discursos en los que informó que dejará de permitir acceso a las divisas a Fedecámaras, responsabilizándola de la guerra económica.
Quisiera compartir con usted algunas reflexiones. La primera es reiterar lo que he manifestado por todas las vías a mi alcance. La crisis económica no tiene nada que ver con una guerra económica dirigida por una especie de laboratorio perverso para destruirlo a usted. Se trata de algo más sencillo. Es el resultado natural del modelo de control e intervencionismo extremo, que ha fracasado en todas las experiencias donde se ha intentado.
Hay escasez, Presidente, porque no se puede producir sin acceso a divisas para materias primas, equipos, repuestos y tecnología. No se pueden producir bienes ni importarlos cuando los controles colocan los costos por encima de los precios. Se derrumba la producción, Presidente, cuando la mezcla de hostilidad oficial frente a la empresa privada, con controles de precios, ausencia de divisas y falta de reconocimiento de deudas comerciales, ponen a los empresarios en el dilema de producir y quebrar por incremento en las pérdidas o no producir y quebrar por ausencia de ingresos. No hay abastecimiento adecuado, Presidente, porque las importaciones públicas han crecido de 11% a 46%, introduciendo enormes cuotas de ineficiencia y corrupción, y generando una relación perversa que exige hasta cuatro veces más divisas que las requeridas por el sector privado para lograr los mismos volúmenes de oferta, sin contar con que destruyen la producción local y su efecto multiplicador sobre la economía en términos de empleo, inversión, actividad relacionada, impuestos y valor añadido.
No hay suficientes productos porque las empresas expropiadas han reducido su capacidad productiva y su eficiencia, exacerbado los conflictos laborales y estimulado procesos paralelos de mercado negro. No se trata de una crítica teórica. ¿Quiere usted revisar los resultados de la expropiación de Sidor y comparar antes y después de la expropiación? ¿Puede usted visitar las torrefactoras de café y las centrales azucareras públicas y ver cómo están? ¿Le gustaría pedirle a su equipo que le explique la diferencia entre los créditos y soportes agrícolas que entregaba Agroisleña y los que tiene ahora Agropatria? ¿Quiere usted revisar datos duros sobre la productividad y la eficiencia de Empresas Polar, incluso en medio de la crisis económica y las restricciones a las que se enfrenta la empresa por la hostilidad del Estado y compararla con la existente en cualquiera de las plantas públicas equivalentes?
Presidente, el país está en crisis, y a menos que se produzcan cambios profundos en el modelo económico, el futuro será peor. Nadie puede sentirse orgulloso de lo que estamos viendo, ni celebrar los resultados económicos ni estar tranquilos en lo que respecta al futuro. Todos necesitamos participar e integrarnos en la búsqueda de soluciones. Usted es el Presidente de todos los venezolanos. De los de izquierda o derecha. De los que votaron por usted y los que no. De los trabajadores y de los empresarios que generan trabajo. De quienes están en el PSUV o los que prefieren la MUD. De quienes se afilian a las cámaras bolivarianas o quienes están en Fedecámaras. Discriminar a quienes no piensas como usted es, además de inconstitucional, inadecuado e inaceptable.
El país requiere diálogo y respeto mutuo para abordar la que podría ser la crisis más severa que recuerde el país. Sea usted lo que debe ser, el Presidente de todos, porque la otra opción que la democracia tiene es que la población vote, más temprano o más tarde, para que no lo sea de nadie.
El Universal /@luisvicenteleon
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