La calidad de vida de los venezolanos se deteriora aceleradamente y en el gobierno sigue el inmovilismo y la pasividad como si nada estuviera pasando. Las dificultades se agravan, mientras las prioridades de los jerarcas del régimen son otras, a menos que no estén al tanto de lo que acontece, cosa que no creo porque la estulticia y la incuria no pueden llegar a tanto. Más bien, tiendo a pensar que la sobrestimación de sus capacidades para lidiar con cualquier situación, por mas difícil que sea, les permite dejar pasar los acontecimientos sin hacer mayores esfuerzos. En fin, presuponen que es suficiente con el control social, militar y represivo para contener a la gente, mientras crece el malestar colectivo. Lo cierto es que la tranquilidad de Maduro y su combo no puede dejar de llamar la atención. ¿Por qué se muestran tan seguros e indiferentes? Sus razones tendrán, tontos no son...
Sin embargo, este “antiparabolismo” ante los conflictos no parece tener respuesta lógica, ni coherente. No se puede ser tan ciego y sordo ante los reclamos, no solamente de carácter doméstico, sino también de la comunidad internacional y de destacadas figuras como la del papa Francisco que, en reiteradas oportunidades, se ha referido a la crisis venezolana; amén de distintos organismos como la ONU, la Unión Europea, el Parlamento Europeo y organizaciones regionales como la OEA y la comprometida Unasur, sin recibir respuesta.
Cada vez se hace más frecuente el hallazgo de cuerpos tiroteados, algunos de ellos descuartizados, en sitios públicos. Las bandas de delincuentes actúan no solamente por la libre, sino que se atreven a desafiar a los cuerpos de seguridad con la certeza que da la impunidad. El gravísimo problema del desabastecimiento y la escasez no tiene solución, el llamado dólar paralelo no cesa en su endiablada carrera (ya supera los 500 bolívares) hacia cifras impensables. Equipos médicos parados por carencia de repuestos, al igual que ocurre con el sector automotor y con la industria. La inflación que a estas alturas del año sobrepasa 120 % es inmanejable. Seguir enumerando calamidades ocuparía todo el espacio de esta columna.
Sabemos de la urgencia y determinación del oficialismo, aun cuando todas las encuestas digan lo contrario, de ganar los comicios de diciembre. Para ello disponen de un CNE sumiso y del ventajismo derivado de manejar todos los resortes del Estado, tal como se vio en las primarias recién celebradas que sirvieron para demostrar de lo que son capaces. Ya la sibilina rectora Lucena ha reiterado que solamente permitirán el “acompañamiento” internacional de la Unasur, mas no la “observación” de la OEA y, mucho menos, de la Unión Europea que, dicho sea de paso, cuentan con la experiencia y la experticia necesarias para supervisar estos procesos. Como encuestas no ganan elecciones, la MUD debe evitar el triunfalismo que sería infantil y catastrófico, debe organizarse –tal como lo está haciendo– a los efectos de enfrentar y derrotar a este debilitado monstruo de mil cabezas. La arrechera popular sube.... Si yo fuera Maduro no estaría tan confiado...
@Freddy_Lepage