Cautelosa, consciente de la delicada situación que vive el país, atenta con los riesgos que se corren de no resolverse la crisis: una crisis que vive una especie de Sacudón II focalizado y que no es masivo, porque en su opinión, las elecciones del 6 de diciembre actúan como el gran dique de contención. Cauta, porque otro peligro que no descarta es que una vez más la mayoría se vaya tras un hombre a caballo. En pocas palabras, que la caída del chavismo no necesariamente significaría la toma del poder por parte de la oposición. Margarita López Maya, historiadora y conocedora de los procesos políticos de Venezuela, afirma que aunque el chavismo camina hacia su ocaso, aún no se ha abierto la transición en el país: “Las transiciones políticas se caracterizan por el cambio de los partidos, de la gente, de la hegemonía que está en el poder, y en este momento lo que vemos es una hegemonía en declive que pareciese que está claramente caminando hacia su ocaso…”
Esta conversación ocurre hace aproximadamente dos semanas. Ella está en su estudio, se prepara para viajar al extranjero. Va a dictar clases sobre Democracia Directa y Participativa en la Universidad de Princeton. Su posición frente al estado de excepción que ha declarado el Ejecutivo en el estado Táchira y la deportación de ciudadanos colombianos así como el éxodo de otras personas de esa nacionalidad, lo califica, posteriormente a esta charla, como una evidencia de la desesperación del Gobierno de Maduro por revertir el revés electoral de diciembre, “que parece inevitable”.
“Que eso sacrifique la vida de centenares de venezolanos y colombianos, o inculque una xenofobia vil, ¡qué importa! Si con ello pueden crear unas condiciones que convenzan que el país no puede este año ir a elecciones. Sin embargo, hasta ahora, nadie ha caído en sus provocaciones. Quién sabe qué otra cosa se les ocurrirá”
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