Madre de “el Colombia”: Me regresé a Cartagena sin poder visitar a mi hijo

EFECTO COCUYO

Concepción Mendoza estuvo mes y medio en Caracas y no logró cumplir el objetivo de su viaje: sentarse a hablar con su hijo, Leiver Padilla, a quien mientan “el Colombia” y quien está detenido en el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), señalado como uno de los presuntos autores materiales del asesinato del diputado Robert Serra, ocurrido el 1 de octubre de 2014.

Solo lo vio una vez, de lejos, cuando le permitieron el acceso a la sede de El Helicoide para visitar a otra persona. Intercambiaron frases a gritos. Ella le dijo que lo quería. Tuvo que conformarse con eso y regresar a Cartagena, la ciudad donde vive, porque tiene otras cosas pendientes por resolver. Viajó 15 días antes de que las relaciones entre Venezuela y Colombia empezaran a tambalear, tras la orden del Gobierno venezolano de cerrar la frontera y decretar un estado de excepción en municipios fronterizos del estado Táchira.

“Como la esposa de mi hijo también está detenida por el mismo caso, uno de esos días se me ocurrió decir que la iba a visitar a ella y así sí me dejaron pasar. Con ella conversé un rato y ahí fue que lo pude ver, porque la sala de visitas está cerca de su celda, como a cinco metros de distancia. Todo fue discreto, aunque tuvimos casi que gritarnos, yo le dije que lo quería mucho y que confiara en Jehová Dios. Él lo único que pudo decirme fue ‘mami, me tienen incomunicado. Aquí me tuvieron un mes sin bañarme desde que llegué’ y ya no me dijo más, para que no lo castigaran”, recuerda la señora Mendoza.

En esa conversación que sostuvo con su nuera, Neira Palomino -señalada como cómplice del crimen- Concepción supo que a pesar de que ambos están recluidos en el mismo sitio, nunca se han podido ver: “Ella lo que me dijo es que se han intercambiado algunas notas”.

Durante el tiempo que pasó en la capital venezolana, la señora de 59 años acudió hasta la sede del Sebin en El Helicoide todos los jueves y domingos, días de visita. Cada vez que llegaba a la entrada y se presentaba como “la mamá de Leiver Padilla, ‘el Colombia'”, el funcionario se comunicaba con algún superior por un radio transmisor, le pedía que esperara, y al final se disculpaba por tener que decirle que no, “por órdenes de arriba”.

El pasado 2 de julio se montó en un autobús con destino a Maicao. Cruzó la frontera para llegar a Maracaibo y tomó otro bus, que la llevó hasta Caracas. Después de tanto insistir y verse aplastada por trámites burocráticos y documentos legales, Concepción tomó la decisión de regresar a Colombia, otra vez en autobús. “Yo no podía seguir allá (Venezuela) porque ya se me estaba acabando el dinero y yo dependo de mis cositas que hago, de mi cocina, de mis servicios. Aquí estoy pagando un crédito y tengo que cumplir con ese compromiso. Además, allá el abogado asignado me dijo que ni él podía lograr que me dejaran visitarlo. Entonces aquí soy más útil que allá”, dice, desde Cartagena, vía telefónica.

Mientras tanto, la madre de ‘el Colombia’, en Cartagena, reúne dinero para volver a cruzar un camino de aproximadamente 18 horas, mientras cruza los dedos porque el paso de la frontera con Maicao siga abierto: “No sé cuándo pueda viajar de nuevo, pero confío en Jehová Dios de que cuando vaya sí voy a poder abrazar a mi hijo y hablar con él sin escondites”.

El pasado 30 de mayo, Leiver Padilla fue extraditado a Venezuela desde Colombia, donde permaneció detenido seis meses en la cárcel de Cómbita, en el departamento de Boyacá. A pesar de que el Gobierno venezolano lo señala como uno de los presuntos asesinos materiales de Serra, su madre no lo cree. Está convencida de que lo involucraron en el homicidio por la amistad que mantuvo con Edwin Torres Camacho, escolta del diputado, también detenido en el Sebin.