Los archivos del espionaje chavista, muestran un mundo paralelo de comunicaciones secretas obtenidas por una maquinaria de hackers militares y civiles bajo orden directa del presidente Maduro
El presidente venezolano Nicolás Maduro sabe cuántas mujeres le escriben a diario al teléfono móvil del líder opositor Henrique Capriles Radonsky. Y las fotos que recibe. Y con quiénes se reúne cada día. Y sobre qué hablan en privado una buena parte de los más destacados dirigentes de oposición en Venezuela como Henry Ramos Allup y Julio Borges. Y cuáles son las vías de la oposición para comunicarse con operadores chavistas como Jorge Arreaza y Elvis Amoroso. O la información de identidad del círculo familiar de la Fiscal General Luisa Ortega.
Centenares de conversaciones y documentos filtrados por primera vez de los archivos del espionaje chavista, muestran un mundo paralelo de comunicaciones secretas e íntimas, obtenidas por una maquinaria de hackers militares y civiles bajo orden directa del Presidente Maduro, que utilizan todos los recursos tecnológicos, incluyendo tecnología de punta diseñada por firmas norteamericanas, para penetrar los secretos de la oposición pero también de altos funcionarios de su propio gobierno, una operación que según sus detractores, viola preceptos legales y constitucionales que en teoría protegen el derecho a la privacidad en Venezuela.
Según testimonios inéditos y fuentes familiarizadas con el tema, la maquinaria de espionaje de Nicolás Maduro opera desde varios bunkers en la capital venezolana, el principal de los cuales se ubica en el complejo de edificios que sirve como sede del poder presidencial en Caracas, conocida como Miraflores. En oficinas bajo fuerte custodia los hackers pagados por el gobierno trabajan en largas filas de computadoras de última generación, con capacidad para procesar docenas de terabytes de información en bruto, con objetivos precisos. Los operadores, una combinación de oficiales militares activos de las cuatro fuerzas y civiles comprometidos, trabajan afanosamente en dos tareas claves para el gobierno venezolano: monitoreo masivo de las redes sociales e intercepción de correos electrónicos y conversaciones de opositores al régimen de Maduro, incluyendo enemigos dentro del chavismo, en tiempo real. La misión es de urgencia: el monitoreo permite saber quiénes conspiran, quiénes son los aliados, y quiénes trabajan para sacarlo del poder.
Los especialistas utilizan una combinación de programas, hackers y tecnología de última generación, que le permite al gobierno “leer” y “escuchar” de forma instantánea muchas de las conversaciones privadas en emails, mensajes de texto y chats del sistema operativo de Blackberry (BBM), de figuras como el ex candidato presidencial y actual Gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonsky; el jefe de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup; la ex Diputada y presidenciable María Corina Machado; y el Diputado Julio Borges, líder parlamentario del partido Primero Justicia, entre muchos otros.
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