Querido abuelo…
Esta mañana me he levantado pensando en ti, como cada triste día del padre. Siempre recuerdo ese día en el que partiste justo, después de haberme dicho que cuidara a las gallinas. ¿Cómo olvidar al héroe que me impulsó a cumplir mis sueños y, por quien intento cada día ser mejor? A quien quisiera enorgullecer en cualquier lugar donde te encuentres.
Mi abuelo ¡Gran amigo de la sabana! Te imagino con tu característico bigote y aquellos lentes cuadrados que posaban sobre tu nariz, sembrando hectáreas de merey, en las sendas del cielo. Debo contarte… Hace ya varios años que los pájaros no pasan como antes. Esa esquina del corredor donde siempre te encontraba tapado por aquel periódico, se ha vuelto fría… Aún quedan las colillas de aquellos últimos cigarrillos o alguna que otra mancha de café en alguno que otro periódico viejo.
Como lamento que te hayas ido sin ver el final de esta pesadilla. Quisiera poder regalarte un pasaje que te traiga del recuerdo, a aquella Universidad Central de Venezuela donde soñaste y creciste. Quisiera poder mentirte y decirte que aquella UNERG que construiste con sacrificio, está como soñaste. No se puede olvidar a quien con experiencia, hablaba de la importancia de hacer llegar la educación, a los más desposeídos. De abrir las puertas de las universidades a la sociedad, porque tú más que nadie sabía que la cura de la pobreza y la mediocridad, ES la educación. Mi abuela siempre me cuenta la historia de cómo jamás te rendiste. De aquel niño que tenía que apretarse una almohada en las noches para no sentir el hambre, que se convirtió en ese hombre exitoso y clemente a quien todos engrandecían por su inagotable paciencia. Humildemente, el tiempo te recompensó cuando finalmente, formaste a muchas generaciones de estudiantes y profesionales quienes, por cierto, aún me preguntan por ti.
En cualquier lugar del cielo en el que te encuentres, quiero hacerte saber que no olvido ninguna de las mañanas que me llevaste a la escuela, ni cuando me llevabas a comprar chucherías al salir de ella. Tampoco, las tardes hablando de política y, como no sabía mucho, siempre me explicabas cada cosa. Cuando te llevaba animales desconocidos para que los identificaras o cuando los curábamos juntos.
Eres y serás un héroe en mi vida. Gracias por todo lo que construiste y por aquel tiempo valioso que compartiste conmigo.
- Tu nieto, Juan Viale Rigo
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