EL NUEVO HERALD
Los militares asumieron el lunes control formal sobre el gobierno venezolano, luego que el gobernante Nicolás Maduro convirtiera al ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, en jefe del gabinete de facto, al otorgarle poderes por encima de los ministros y sobre la economía del país.
El otorgamiento de las nuevas atribuciones convierte a Padrino López en un virtual co-presidente, con facultad de impartir órdenes directas a los ministros y tomar control sobre la distribución de alimentos y la actividad económica, dijeron analistas.
“Esto de facto coloca a Padrino López como jefe del gobierno. No como una especie de superministro, sino que pasó a compartir el gobierno con Maduro, desplazando al vicepresidente en su rol de coordinador de la administración publica nacional, y la supervisión directa de los ministros, quienes ahora pasan a reportarle directamente a él”, dijo desde Londres Diego Moya-Ocampos, analista senior para América Latina de IHS Global Insight.
Una fuente cercana a la situación dijo a el Nuevo Herald que la decisión de Maduro coloca a Padrino en una posición directa sobre los ministros quienes están a cargo de la urgente tarea de atender el colapso económico y la grave crisis de desabastecimiento que enfrenta el país.
“El que manda ahora sobre estos temas es Padrino. La planificación la pueden hacer los ministerios, pero los ministros le tienen que rendir cuenta a él y reportar dónde está lo que se produce, dónde está lo que se importa, dónde llega, dónde va y cómo se distribuye”, dijo la fuente que habló bajo condición de anonimato.
“Lo que están creando es una estructura que se sobrepone a la estructura ya existente […] Están militarizando los procesos de distribución y abastecimiento”, agregó.
El ascenso de Padrino López, quien hace unos días fue ratificado como ministro de Defensa pese a las maniobras por remplazarle por sus adversarios dentro del chavismo, es visto por algunos analistas como un golpe a la Constitución, una maniobra que militariza más a un Estado que ya estaba altamente militarizado y que termina por supeditar a Maduro al control de los cuarteles.
“Esto es un golpe seco, un golpe sin armas, pero un golpe de Estado”, manifestó desde Miami el asesor político Esteban Gerbasi, al resaltar que en la Constitución no existe ninguna previsión que le permita a Maduro delegar sus funciones.
Agregó que el nombramiento es solo el último eslabón de una cadena de pasos adoptados por Maduro a lo largo de los últimos tres años para desplazar al sector civil del poder.
“En Venezuela nunca, ni siquiera cuando la dictadura de Marcos Pérez Jiménez [en los años cincuenta], se le dio tanto control sobre el país y sobre la economía a los militares”, manifestó Gerbasi.
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