Reuters
Las elecciones de Argentina comenzaron el domingo con Alberto Fernández, partidario del peronismo de centroizquierda, como claro favorito para quitarle la presidencia al neoliberal Mauricio Macri, muy golpeado por la severa crisis económica que sufre el país.
Una victoria de Fernández, un negociador político cuya candidatura fue impulsada por la expresidenta y pareja de lista Cristina Fernández de Kirchner, generaría más preocupación en los mercados financieros, que temen que impulse una mayor intervención estatal sobre la economía.
Macri es el favorito de los mercados, pero los expertos consideran que es muy difícil que remonte la diferencia de casi 20 puntos porcentuales que le sacó Fernández en las primarias de agosto, que funcionaron como un amplio sondeo a nivel nacional.
Si el resultado de las primarias se repite este domingo, el líder opositor se consagrará presidente sin necesidad de recurrir a una segunda vuelta.
“Creo que va a haber más participación que nunca antes, al menos en varias décadas”, dijo el presidente Macri a periodistas luego de emitir su voto, y añadió que “hay que expresarse a través del voto con claridad, de que es lo que uno siente”.
Aunque los inversores ya consideran la victoria del peronismo, su triunfo podría impactar el lunes en los mercados y provocar una nueva caída del ya debilitado peso local, que en agosto se derrumbó tras conocerse el resultado de las primarias.
Fernández, quien fue jefe de Gabinete en parte de las gestiones del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y de su compañera de lista (2007-2015), es un peronista moderado que ha logrado aunar a su partido dentro de la coalición Frente de Todos.
“Se terminó el nosotros y ellos. Estamos en una enorme crisis y tenemos que trabajar todos juntos por un país mejor”, dijo Fernández tras emitir el sufragio.
El salto que dieron la inflación, el desempleo y la pobreza es el talón de Aquiles de Macri y de su alianza de centroderecha Juntos por el Cambio, que conserva un núcleo duro de votantes que ven en él a un impulsor de la transparencia y de las obras públicas.
“Anteriormente con el presidente que estábamos había trabajo, había comida todos los días en la mesa y hoy eso falta en muchos hogares y falta en mi hogar también. Creo que si cambiamos de presidente el pueblo estaría bien”, dijo Marcia Leites, una mujer desempleada de 31 años de El Dorado, en la provincia norteña de Misiones.
“¿Cómo irán a manejar el país?”, se preguntó, después de afirmar que votó por el actual mandatario.
Macri propone avanzar con la apertura de la economía y el ajuste del Estado, aunque la agudización de la crisis disparada en agosto lo llevó a tomar algunas medidas que sirvieron como leves paliativos sociales.
En tanto, Fernández es proclive a una mayor intervención estatal para impulsar el mercado doméstico y hacer crecer la actividad, actualmente paralizada.
El candidato peronista suele defender la gestión de Néstor Kirchner, durante la que la economía creció robustamente con superávit fiscal y reducción de la pobreza.
La reactivación de la economía, el combate a la pobreza y la renegociación de un acuerdo por 57.000 millones de dólares firmado el año pasado -cuando despuntaba la crisis- entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) serán las prioridades en las que tendrá que enfocarse el próximo gobierno.
Los comicios se dirimirán en una segunda vuelta el 24 de noviembre si ninguno de los dos candidatos supera el 45% de los votos o el 40 por ciento y una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo.
Las urnas permanecerán abiertas hasta las 18.00 hora local(2100 GMT) y se esperan los primeros resultados del recuento provisorio tres horas después.
Además del presidente, en las elecciones los argentinos elegirán diputados, senadores, gobernadores y dirigentes locales.
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