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En la entrada de Santa Cruz, punto de llegada de una marcha indígena contra el presidente Evo Morales, candidato el próximo domingo a un cuarto mandato en Bolivia, la poderosa cacica Beatriz Tapanache llora de rabia.
"Estoy preocupada porque no puede ser que nos dejen sin territorios a las generaciones que vienen. Eso no es justo. (Evo Morales) dice ser un gobernante indígena, sin embargo es un dictador", lanza Beatriz Tapanache, de 64 años y gran cacica de la región de la Chiquitania, donde viven unas 80.000 personas, duramente golpeada por recientes incendios.
Los gigantescos incendios que en agosto y septiembre quemaron en Bolivia una zona casi del tamaño de Suiza provocaron indignación en comunidades indígenas que acusan a Morales de haber traicionado a la Pachamama, Madre Tierra en quechua, en favor de ampliar territorios para la explotación de soja y ganado.
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- Deforestación -
Los defensores del medioambiente reprochan al gobierno de Morales de haber aprobado recientemente una ley que autoriza un aumento de cinco a 20 hectáreas la deforestación con fuego para actividades agrícolas.
El gobierno atribuyó los incendios a la sequía, los fuertes vientos y la deforestación ilegal en el país.
"Esto se le fue de las manos al gobierno cuando personas que no saben del bosque, de la selva, de la Chiquitania (la región quemada en el este del país) y eso fue un descontrol terrible", dijo a la AFP Adolfo Chávez, líder indígena de la cuenca amazónica.
"La nación chiquitana es la más afectada, la más golpeada porque vive del día a día de la selva. Vive de la recolecta, de la fruta, de la caza, la pesca, de lo que se siembra", indicó en referencia a esta extensa llanura ubicada en el este de Bolivia, entre el Gran Chaco y la Amazonia.
Adolfo, que marcha en la larga ruta de dos vías a Santa Cruz, la capital del este del país, participó en caminatas anteriores indígenas. Como señal de la gravedad de la situación, la última movilización de aborígenes se realizó en 2012.
Cientos de ellos marcharon contra el proyecto de carretera estatal a través de "Tipnis", un parque natural de un territorio ancestral de un millón de hectáreas donde viven 50.000 indígenas.
Esta vez, muchos nativos no pudieron hacer el viaje, ya que la situación es difícil en ese lugar.
"¿Quién va a mantener a nuestros hermanos en los próximos seis meses? Ya no hay para hacer lo que se hace. Las viviendas se han quemado, no está la palma, (…) no están los palos que deberían estar para construir una vivienda", lamentó.
- Tierras altas, tierras bajas -
Más allá del número de participantes en esta marcha, un centenar al comienzo, luego un poco más y que espera sume al final de la tarde, lo que cuenta es lo que significa para el presidente Morales, líder aymara.
Los indígenas del Altiplano, las tierras altas, de donde proviene Morales, vinieron a apoyar a sus hermanos de las llanuras, las tierras bajas.
Juan Jaita Aro, de 53 años, es uno de ellos. Sombrero y poncho rojo tradicional, porta, como muchos otros manifestantes, un brote de árbol en su mano. Es el Lapacho o árbol sagrado de los incas y de flores rosa, llamado "Tajibo" en Bolivia y muy presente en la Chiquitania.
"Nosotros nunca hemos estado con Evo Morales porque también nosotros de tierras altas hemos sido vulnerados, también hemos sido avasallados, ancestralmente (...) No lo consideramos como indígena, lo consideramos como colonizador de coca del Chaparé, porque él no habla aymara, tampoco no habla quechua", cerró.
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