Durante los últimos meses Google ha ido desconectando uno a uno los cables que mantenían con vida su comatosa red social, Google+. Como la estereotípica escena de cualquier drama médico, es un espectáculo doloroso pero necesario.
Tras un lanzamiento ambicioso en 2011, Google+ fue incapaz de conseguir tracción de forma natural. La empresa pasó varios años dando datos de audiencia disparatados, sin conexión alguna con la forma natural de usar una red social, y forzando las altas para cualquiera que quisiera usar uno de sus servicios, desde Youtube a Gmail. El objetivo era salvar la cara con el número de usuarios registrados ya que ninguna estrategia parecía funcionar. Comparada con Facebook o Twitter, Google+ era un desierto.
No era falta de mérito técnico. Muchas herramientas y secciones de la red estaban bien diseñadas y pensadas. En una era en la que Flickr parecía completamente olvidada por Yahoo, Google+ Photos se convirtió en una buena alternativa para amantes de la fotografía, por ejemplo. Hangouts, que Google salpimentó con su anterior servicio de mensajería instantánea, Google Talk, también se convirtió en una de las partes más usadas de la red.
Todas estas partes "útiles" han acabado teniendo vida propia. Google Photos es una competente herramienta para organizar y compartir imágenes. Hangouts sigue siendo una herramienta de referencia para encuentros en la red. La salida de Vic Gundotra como responsable de Google+ en 2014 marcó el comienzo de esta estrategia de desconexión pero la idea de Google+ como red social tradicional cae hoy con el anuncio del abandono de la misma como requisito para comentar en Youtube o usar otros servicios de Google. Ahora es prescindible. Tanto para los usuarios como para sus creadores.