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Según un informe publicado por unidadvenezuela.org la escasez de los alimentos en Venezuela se encuentra rondando entre el 50% y 80%, sin embargo, según especialistas que fueron entrevistados por la fuente, encontrar o no el producto, realmente dependerá del rubro y el nivel de producción en el que se encuentre la materia prima para la elaboración del mismo.
En el informe, empresarios responsabilizan al Gobierno Nacional de que la economía del país haya llegado a niveles tan bajos.
Entre 50 y 80% se ubica escasez de alimentos en Venezuela
La escasez de alimentos en Venezuela se ubica entre 50 y 80 por ciento, dependiendo de los rubros, según las cifras que manejan distintos grupos empresariales. “Pero lo más triste es que en muchos de esos productos el Gobierno tiene significativa participación en la capacidad instalada para su elaboración, porque son de empresas que fueron expropiadas”, señaló el ingeniero Rodrigo Agudo, experto en el tema agroalimentario.
“Si hoy hay desabastecimiento, el Gobierno es por lo menos corresponsable: el 70 por ciento de las procesadoras de café están en sus manos, y no hay café; es dueño del 50 por ciento de la capacidad instalada de pulverización de leche, y no hay leche en polvo; es dueño del 55 por ciento de la capacidad instalada para la producción de harina de maíz precocida, y no la hay tampoco; es dueño de 10 de los 16 centrales azucareros del país, y produce sólo el 20 por ciento mientras que los 6 privados producen el 80 por ciento restante; es dueño del 70 por ciento de la capacidad instalada de las envasadoras de atún y sardina, y no se consigue ninguno de los dos. Estas cifras dan para la reflexión”, señaló el experto.
La leche es uno de los alimentos más difíciles de encontrar en los mercados. En el caso de la que es en polvo, la escasez es 80 por ciento, mientras que la de la pasteurizada es 95 por ciento porque “prácticamente desapareció del mercado. Hasta hace dos años se conseguía en cualquier panadería y nos podíamos desayunar con leche pasteurizada, pero ya no”, sostuvo.
Asimismo, precisó que son nueve los productos básicos de la dieta del venezolano que no tienen una presencia regular y constante en el mercado: leche, harina de maíz precocida, azúcar, aceite, arroz, café, quesos industriales (los que se consiguen son artesanales), carne y harina de trigo y sus derivados.
“Al Gobierno ya no le gusta hablar de escasez sino de acaparamiento. A confesión de parte, relevo de pruebas. El acaparamiento no es más que la reserva alimentaria que el consumidor está guardando. Antes, la gente vivía con un mercado de una o dos semanas, pero ahora está tratando de ver si llega a los dos meses”, comentó.
Hasta el cambur, que era la fruta más popular por su bajo precio, es hoy inalcanzable para el bolsillo de los venezolanos. El tomate, la cebolla y el pimentón se han convertido en artículos de lujo. En general, las frutas, vegetales y hortalizas aún se consiguen sin mayor dificultad, pero el problema es su alto costo debido a la inflación en Venezuela, la más alta del mundo, consecuencia también de la errada política económica del Gobierno. “Esos productos, que se cosechan en el país durante todo el año, suben día a día porque sus costos de producción también suben: el del fertilizante, el del transporte, el de la mano de obra. La inflación es el peor impuesto que se le puede poner a la población”, explicó Agudo.
Para enmendar los errores
En opinión del experto, el presidente Nicolás Maduro debería reconocer que se equivocó, como primer paso para generar la necesaria confianza que se requiere para sacar a Venezuela de la más grave crisis alimentaria que ha sufrido en su historia republicana.
“Confianza para que regrese la inversión y para que el consumidor supere la incertidumbre que tiene y que lo ha obligado a tratar de conformar una reserva alimentaria más allá de lo que normalmente guarda. Hoy, el consumidor sale a la calle y si ve pañales, desinfectantes, comida, café o huevos lo compra, y lo guarda o lo cambia, pero lo compra. Esa dinámica no va a regresar a los niveles normales si no bajamos la desconfianza en el consumidor”, indicó.
“¿Cómo genero confianza? Reconociendo que me equivoqué en el modelo económico; y llamando a un diálogo sincero con los académicos y con los productores para, en forma conjunta, buscar una solución que beneficie a toda la población. Pero ese decreto de emergencia económica lo que hace es generar más desconfianza y, por lo tanto, nos aleja más de la solución o del inicio del proceso de recuperación. De ahí que 2016 se presente como un año muchísimo más inestable y con problemas mucho más graves de lo que fue 2015, que ya de por sí fue el peor de los últimos 70 años en términos alimentarios”, agregó.
“Lo inquietante es que el gobierno no reconoce su error, pues asegura que todo es producto de una guerra económica. Con este enfoque, podemos decir que estamos muy lejos de un gobierno dispuesto a rectificar y a buscar los acuerdos necesarios para revertir y superar las causas que están generando esta situación”, insistió.
“El Gobierno tiene que dejar de hacer lo que no sabe hacer – no sabe ser ganadero, ni manufacturero, ni industrial, ni comerciante – para que lo haga el sector privado, que es el que lo sabe y lo debe hacer, y dedicarse a lo que debe hacer y no hace, que es garantizar los servicios de electricidad, agua, salud y educación a la población, para que no tengamos problemas como los que hoy padecemos con los cortes de agua y de luz”, dijo.
“Estamos en una situación muy, muy crítica. No hay capacidad nacional para producir los insumos agrícolas que serían transformados en alimentos por la industria, lo cual nos obliga a importar, pero los dólares para importar tampoco los tenemos. Por lo tanto, estamos en presencia de una situación de escasez y, si no se toman las adecuadas medidas de emergencia, vamos a tener una situación de hambre nunca vista en la historia republicana venezolana”, concluyó.