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En medio de la escasez y las colas diarias en los expendios de comida, se ha vuelto común ver a niños en edad escolar haciendo filas en los supermercados en el horario en que deberían estar en las instituciones educativas.
Docentes de diversos niveles de educación aseguran que cada vez es más notable el ausentismo de alumnos de las aulas de clases, y que los mismos muchachos les han confesado que se debe a que tienen que ayudar a sus padres a hacer cola para comprar la comida y artículos de primera necesidad para sus hogares.
El delegado del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema), José Castellanos, informó que el ausentismo escolar se ubica entre un 25% y 30% en el estado Anzoátegui y consideró que se debe “a la crisis económica y alimentaria del país”
El presidente de Sinvema, Pedro Luis Rodríguez, afirmó que el llamado bachaqueo es uno de los motivos por los que los menores están faltando a las escuelas y liceos, según le han expresado los agremiados.
Agregó que las fallas en el Sistema de Alimentación Escolar (SAE) también obligan a muchos padres a no enviar a los niños a las clases, ya que no tienen comida que darles.
“En la situación económica y de escasez del país, hay muchos padres que no tienen que darles de comer a los niños en sus casas y prefieren no enviarlos al colegio”, dijo Rodríguez.
Comentó que cada día aumenta la ausencia de estudiantes. “Un día falta cinco y al otro diez”.
Según Rodríguez, está situación no sólo se vive en el estado Anzoátegui, sino también a nivel nacional.
“A veces vienen 20, 18 y así varía todos los días”, comentó Eneida Cedeño, maestra de sexto grado en la escuela Rodolfo Maurera de Puerto La Cruz. Ella tiene una matrícula de 25 alumnos en su aula.
Los niños faltan especialmente los días en que no hay el SAE, que según la docente funciona de manera irregular.
Según su lista, las inasistencias son más comunes los viernes. “No se si es que se van a bachaquear o a jugar, pero hoy (viernes) vinieron solo 15 niños”, finalizó.
Una docente de bachillerato, que prefirió no identificarse, indicó que sus alumnos le han pedido permiso para ir a acompañar a sus madres a comprar y a “marcar las colas”.
“¿Qué le puedo decir a un muchacho que necesita ir a comprar comida, cuando todos sabemos la situación?”, dijo con tristeza la profesora, quien afirmó que en ocasiones les permite ir y en otras procura exhortarlos a darles la importancia máxima a su educación. “Pero finalmente no hay manera de obligarlos venir”.
Menores en cola
Dos jóvenes de 16 años, que estaban en una fila en la tienda Limpiatodo de Puerto La Cruz, explicaron que el día que les toca su número de cédula deben ir a comprar productos regulados, pues sus padres no logran conseguir todos los artículos que necesitan.
Ambos coincidieron en que faltan a sus clases del liceo, pero que solicitan autorización a sus docentes. “Hasta los profesores llegan tarde o no van cuando les toca bachaquear, ¿nos van a decir que no a nosotros?”, comentó uno de los adolescentes.
“¿Y qué voy a hacer? ¿Lo mando sin comida a las escuela?”, dijo a gritos y de manera violenta una mujer que estaba haciendo cola con su hijo de 10 o 12 años, cuando se le preguntó por qué el niño no estaba en la escuela.