Fotografía ganadora del World Press Photo, que muestra a un manifestante en llamas durante una protesta contra Maduro en Caracas. RONALDO SCHEMIDT AFP |
EL PAÍS
José Víctor Salazar Balza sale poco de su cuarto. Cuando lo hace va con chaqueta, gorra, pantalones largos y guantes bajo el sol de Ciudad Guayana, una calurosa ciudad del sur de Venezuela. No quiere que lo vean, tampoco quiere hablar del accidente, como llama su hermana Carmen Salazar, el momento en que el joven se convirtió en una llamarada humana durante uno de los días más cruentos del ciclo de protestas de 2017 contra el régimen de Nicolás Maduro, una escena que quedó registrada en el lente de Ronaldo Schemidt, fotógrafo de la AFP que ganó el World Press Photo por esta imagen.
De lo que pasó el 3 de mayo de 2017 y los días antes la familia del joven que cumplirá 29 años el próximo 24 de abril sabe poco. Él estaba protestando en Altamira y en medio de los enfrentamientos de los manifestantes con la Policía un objeto impactó el tanque de gasolina de una moto que ya estaba ardiendo y vino una explosión. Es lo que dijeron a los funcionarios de la policía científica que citaron a Carmen y a su madre, Nelly Balza, cuando el muchacho estaba aún en terapia intensiva. Ese es el único contacto que han tenido con el gobierno luego de lo ocurrido.
"Nosotros sabíamos que había ido a la gran marcha del 19 de abril en Caracas. A los días hablamos y nos dijo que había regresado a Guayana, que estaba con sus amigos de la universidad. Nosotros ni sabíamos lo que estaba pasando allá en Caracas. Nos enteramos del accidente porque nos llamaron de Salud Chacao, donde le dieron la atención primaria. Cuando le hemos preguntado dice que no quiere hablar de eso. Él está muy triste, se siente inseguro y traumatizado", cuenta la hermana.
Carmen, como es enfermera de profesión, lo acompañó los 6 meses que estuvo internado en una clínica en Caracas. Una etapa dura de la recuperación del joven que fue sometido a más de 27 cirugías reconstructivas para la colocación de injertos para reponer la piel quemada: El 72% de su cuerpo; la cara, gracias a la máscara antigás que tenía puesta, no quedó afectada.
Para el tratamiento, que aún no termina, usaron el cuero de cabelludo para reponer lo quemado. El joven se quedó casi sin áreas de donde sacar piel para los injertos. "La verdad es que su cabello era su debilidad, lo usaba largo, ahora le crece irregular y siempre anda con gorra".
Cuando se supo hace unos meses de la nominación de Schemidt al certamen fotográfico la familia se enteró de quién había tomado la foto que se había hecho viral. "Nosotros nunca hemos hablado con él, pero la verdad recibimos mucha ayuda gracias a la foto".
De Aruba y de Texas les enviaron la morfina que ayudó a José Víctor luego de las dolorosas cirugías reconstructivas. De todas partes del mundo le enviaron suplementos alimenticios para reponer al joven que llegó a pesar 42 kilogramos. Ni la clínica ni los médicos que lo atendieron cobraron nada.
José Víctor es el único de su familia con inquietudes políticas. "Antes de accidente nosotros no nos interesábamos en eso. Mis papás fueron chavistas al principio, pero luego dejaron de creer. Mi hermano es el que siempre venía a lavarnos el cerebro para que fuéramos a votar y nosotros íbamos para complacerlo".
El joven, que estudiaba octavo semestre de Bioanálisis en la Universidad de Oriente, estuvo detenido tres días en Ciudad Guayana durante las protestas de 2014 que ocurrieron en todo el país entre febrero y junio. "Pensamos que había aprendido la lección de que así no iba a lograr nada. A él le gusta mucho la política, creo que estuvo en Voluntad Popular, pero tampoco hablaba mucho de eso. Pensábamos que se había olvidado de eso hasta que nos enteramos de lo que pasó".
Carmen dice que ahora su hermano evita la televisión para no encontrarse con las noticias. Prefiere leer o ver películas. Comenta sobre la crisis del país como lo hacen todos los venezolanos. "Dice que esto está muy difícil, que hay que irse de aquí, que aquí no podremos resurgir".
Los seis hermanos Salazar Balza están desempleados, se sostienen con el comercio informal. Son de Tumeremo, un pueblo minero, actividad con la que nunca quisieron vincularse. Este viernes José Víctor debía estar en Caracas para una cita médica que hubo que posponer. "No conseguimos el efectivo para mandarlo, y aquí todo es en efectivo. La gente cree que porque este es un estado minero hay mucho dinero, pero en realidad todo está peor acá. Con un sueldo no comes ni un día".
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