“Existe una corrupción muy grande en las Fuerzas Armadas venezolanas. Perdieron la mano en relación a la misión que tienen en el país. El régimen de Maduro caerá por si solo. Esa es la realidad”, opinó Mourao.
El vicepresidente electo, quien fue agregado militar en la embajada brasileña en Caracas desde 2002 a 2004, descartó una intervención en militar en el vecino país porque “no forma parte de la tradición diplomática” de Brasil inmiscuirse “en asuntos internos de otros países”.
“Lo que Brasil puede hacer es participar del esfuerzo conjunto internacional para que la democracia vuelva al país, pero con una presión diplomática, sin represalias”, amplió.
En ese supuesto, expresó Mourao, “las Naciones Unidas tendrían que intervenir por medio de una fuerza de paz” que, a su juicio, debería liderar Brasil por su condición de vecino y por su “experiencia”.
Sobre las futuras relaciones del Gobierno de Jair Bolsonaro, que asumirá el poder el próximo 1 de enero, con otros países, Mourao declaró que “la posición de Estados Unidos es incuestionable” en el escenario internacional por ser una “potencia hegemónica” de “gran proyección tecnológica”.
“Es un mercado a ser explorado y una asociación estratégica”, complementó.
Sin embargo, comentó que Brasil no puede “descuidar” su relación con “otros grandes actores”, como China, en un momento en el que Washington mantiene una intensa disputa comercial con el gigante asiático y ha reforzado sus críticas sobre la influencia de éste último en Latinoamérica.
“Una pelea con China no es una buena pelea, ¿cierto? Tengo certeza absoluta de que nosotros no vamos a pelear, el 34 % de nuestras exportaciones son para China. No podemos cerrar ese camino”, apuntó.
China es el mayor socio comercial de Brasil desde 2009, cuando desplazó de ese puesto a Estados Unidos.
En cuanto al cambio de embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén que ha prometido Bolsonaro, Mourao declaró que “es obvio que la cuestión tendrá que ser bien pensada” y que es una “decisión que no puede ser tomada a las prisas”.
“Tenemos una relación comercial importante con el mundo árabe y competidores que están atentos si perdemos esa vía de comercio. Hay también una población de origen árabe muy grande en nuestro país, concentrada en nuestras fronteras”, recordó.
También citó el “terrorismo internacional oriundo de la cuestión religiosa, que podrá ser transferido a Brasil si hubiera una posición más fuerte en relación al conflicto del Oriente Medio”.
EFE/ENH
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